domingo, 31 de agosto de 2014

Sólo puede haber un rey


Michael Jordan, Kobe Bryant y Lebron James. ¿Cuál de los tres es el verdadero rey del baloncesto?

Michael Jordan afirmó no hace mucho que en un uno contra uno habría ganado a Lebron James. Sin embargo, no aseguraba hacer lo mismo con Kobe Bryant, ya que cree que éste le ha “robado” sus movimientos. Bryant, tomándoselo con humor, le contestó que él robó a Michael algunos movimientos, igual que las nuevas generaciones se los están robando a él. “Es el ciclo del basket”, considera el escolta de los Lakers. Y mientras, Lebron echa balones fuera y pasa de polémicas, señalando que ese uno contra uno nunca tendrá lugar, por lo que es algo que jamás se podrá saber y todo son especulaciones.

Tres de los grandes gallos que ha habido en la NBA que parecen estar en una cada vez más intensa lucha por el trono del corral baloncestístico. Jordan, retirado hace ya una década, sólo puede hablar fuera de la pista y mostrar las credenciales de lo que hizo dentro. Bryant, cada vez más cerca del ocaso de su carrera, combina su palmarés, que aún sueña con ver aumentado, con palabras. Y Lebron, que está en el apogeo de su carrera, se dedica a hablar dentro de la cancha, teniendo entre ceja y ceja superar lo logrado por los otros dos gallos.

Pero ¿quién es el gallo rey del corral? La cuestión es clara. La respuesta, sin embargo, no lo es tanto. Hagamos un breve repaso de la carrera de los tres, y una pequeña comparación, para intentar resolver la pregunta del millón.

Michael Jordan
“Air” Jordan fue elegido en el número 3 en el draft de 1984, con 21 años. Ya desde su temporada como rookie tuvo un rendimiento de estrella, convirtiéndose en el líder de los Bulls, que construirían en torno a él su plantilla. Logró su primer anillo a los 28 años, en su séptima temporada en la NBA y tras varios intentos fallidos, chocando con los Celtics y los Pistons especialmente. Consiguió otros dos campeonatos de forma consecutiva, haciéndose con el “three-peat”. Tras ello, y marcado por el asesinato de su padre, se retiró y jugó al beisbol en homenaje a él. Un año y medio después volvió a la NBA en mitad de temporada con los Bulls y llegó a semifinales de conferencia, pero las tres siguientes campañas que estuvo desde el inicio, consiguió nuevamente el “three-peat”. Tras ello volvió a retirarse, y después de algunas temporadas como ejecutivo, regresó a las canchas con los Washington Wizards. Con más de 40 años promedió más de 20 puntos por encuentro y llegó a anotar más de 40 puntos en varios partidos. Su carrera profesional la definió Larry Bird en una ocasión que se enfrentó a él, antes de ganar siquiera su primer anillo: “Hoy he visto a Dios disfrazado de jugador de baloncesto”. A sus logros en la NBA, además, Jordan puede añadirle dos oros olímpicos, uno de ellos liderando al inolvidable Dream Team. Pero si hay algo que hace especial a Michael Jordan es su historia personal: en el instituto le apartaron del equipo de baloncesto por considerar que no daba la talla. Un estirón y machacarse entrenando tuvieron su recompensa y acabaría el instituto promediando un triple doble. Su historia de superación personal trasciende lo deportivo y llegó a tener un calado muy hondo en la sociedad, más aún tras el asesinato de su padre.

Kobe Bryant
“La Mamba Negra”, como es conocido Kobe, no pasó por la universidad, saltó desde el instituto directo a la NBA. Fue elegido decimotercero en el draft de 1996 por los Charlotte Hornets, con tan sólo 18 años, aunque lo traspasaron a los Lakers por deseo del jugador. En su temporada rookie no fue muy allá, aunque deslumbró en el allstar de rookies y ganó concurso de mates. Hasta su tercera temporada no explotó, y logró su primer anillo en su cuarta temporada en la NBA la 1999-00, cuando aún no había cumplido los 22 años. Desde entonces formó un tandem con Shaquille O'Neal que le hizo ganar tres anillos consecutivos. Después, los Lakers pasarían un periodo de varias reconstrucciones en el que Kobe se erigió como líder en solitario. A pesar de que en 2004 volvió a disputar las finales, la marcha de O'Neal les dejó a la deriva, y no sería hasta la 2008-09, encontrando en Pau Gasol a su nuevo escudero ideal, cuando Bryant volvería a conseguir el anillo, repitiendo la temporada posterior. Desde entonces, lucha por igualar los seis campeonatos de Jordan. Los General Managers de la NBA dijeron casi de forma unánime en una encuesta que Kobe es el jugador al que darían el balón para jugarse un último y decisivo tiro. En su vida extradeportiva, tuvo un juicio por agresión sexual que le costó perder patrocinadores y que manchó enormemente su imagen.

Lebron James
Al igual que Kobe, dio el salto directo desde el instituto a la NBA. “King” James fue número 1 del draft de 2003, cuando no había cumplido aún los 19 años. Desde sus inicios en los Cavaliers tuvo un rendimiento altísimo, y convirtió a un equipo perdedor en subcampeón de la NBA. Sus aspiraciones y su hambre de títulos le hicieron cambiar Cleveland por Miami, con un proyecto que aspiraba al anillo desde que llegó. Ganó su primer campeonato a los 27 años, en su octava temporada en la NBA. Su primer MVP de la liga llegaría dos campañas antes. Con los Heat repetiría título consecutivamente, y esta temporada aspira a conseguir el “three-peat”. En lo que va de su carrera, James ha ido batiendo innumerables récords de precocidad, y todo apunta a que seguirá batiendo más. Su techo baloncestístico aún parece estar lejos, y quién sabe dónde puede terminar. Lebron también tiene una historia personal de superación, pues su infancia fue complicada dado que su padre, alcohólico, abandonó a su familia siendo él un bebé, y su madre sacó adelante a su familia sola. Tras marcharse de Cleveland, su tierra, ahora ha regresado a los Cavaliers para intentar engrandecer su leyenda.

Similitudes y diferencias:
- Jordan y Lebron han jugado en dos franquicias distintas (Bulls-Wizards y Cavaliers-Heat), mientras que Kobe sólo ha vestido la camiseta de los Lakers en la NBA.
- Jordan y Lebron deslumbraron ya desde su aterrizaje en la NBA. A Kobe le costó un par de temporadas explotar, siendo el único de los tres que no ganó el premio de Rookie del año.
- Jordan y Lebron tienen una historia personal marcada por la superación, si bien es por motivos distintos. Kobe no sólo no la tiene, sino que fuera de las canchas ha vivido algún escándalo.
- Jordan y Kobe han logrado el three-peat. Tres anillos consecutivos. Michael incluso en dos ocasiones. Lebron no lo ha conseguido... por ahora.
- Jordan y Kobe han logrado sus mayores éxitos teniendo como entrenador a Phil Jackson. Lebron nunca ha sido entrenado por el Maestro Zen.
- Lebron y Kobe pasaron directamente del instituto a la NBA, debutando con menos de 20 años por ello. Jordan sí tuvo periplo universitario.
- Sus mayores logros los han conseguido con un “escudero” de lujo a su lado. Jordan tenía a Pippen, Lebron a Wade y Kobe primero a O´Neal y después a Gasol. Si bien en la época de Shaquille, más que escudero, fueron un dúo al mismo nivel.
- Además de ser unos grandes jugadores ofensivos, también han recibido reconocimientos por sus habilidades y trabajo defensivos, siendo Jordan el único de los tres que ha llegado a ganar el premio al mejor defensor del año en 1988.

En cuanto a títulos, premios y récords:
Campeonatos NBA: Jordan 6, Kobe 5 y Lebron 2.
MVPs de la Liga Regular: Jordan 5, Lebron 4 y Kobe 1.
MVPs de las finales: Jordan 6, Kobe 2 y Lebron 2.
Participaciones en el All-Star: Kobe 15 ,Jordan 14 y Lebron 9.
Finales NBA disputadas: Kobe 7, Jordan 6, y Lebron 4.
Récord de anotación en un partido: Kobe 81, Jordan 69 y Lebron 56.
Media anotadora en liga regular: Jordan 30.1, Lebron 27.6 y Kobe 25.5.
Media anotadora en playoff: Jordan 33.4, Lebron 28.1 y Kobe 25.6.
Oros olímpicos: Jordan 2, Lebron 2, Bryant 2.

Conclusión
Es fácil pensar que si Jordan no se hubiera retirado la primera vez, sería el mejor jugador de la historia sin discusión. Y que, viendo el rendimiento que aún siguió dando en los Wizards con cuarenta años, si no se hubiera retirado la segunda vez, su palmarés habría sido incontestable. Pero la realidad es la que es. Al ser el jugador que ya no se encuentra en activo, es con él con quien hay que realizar las comparaciones.

Ciertamente, Kobe Bryant ha hecho méritos para entrar en comparación. Sin embargo, habiendo disputado dos temporadas más que Jordan en la NBA, su palmarés es ligeramente inferior. Bien es cierto que aún le quedan algunas temporadas más en las piernas para superarle en varios campos, pero Kobe ha desaprovechado varias oportunidades de oro en los últimos años para conseguirlo, y sus posibilidades van disminuyendo. En la comparación hay que tener en cuenta que ambos llegaron de forma muy distinta a la liga: Jordan llegó a un equipo donde fue el líder pero que tardó años en ser un conjunto ganador, por lo que su rendimiento personal fue muy elevado desde el inicio, mientras que sus éxitos colectivos tardaron en llegar. Bryant, por su parte, aterrizó en un equipo ganador, donde tuvo dificultades para ser un hombre importante en sus primeras temporadas, pero que aspiraba al anillo, no tardando en obtenerlo. Sin embargo, Kobe no ha sido capaz de superar a Jordan en la gran mayoría de aspectos individuales, mientras que el ex de los Bulls sí fue capaz de conseguir unos éxitos colectivos mayores que los de Bryant.

Por su parte, Lebron tiene un palmarés aún algo lejano al de Jordan. Sin embargo, ha batido todos los récords de precocidad que se le han puesto por delante, por lo que es muy probable que alcance muchos de los logros de Michael siendo más joven de lo que fue él al lograrlos. Sin ir más lejos, Jordan lograba su primer anillo a los 28 años, mientras que a esa edad Lebron ya tiene dos. Pero nunca se sabe lo que puede ocurrir, y ya el de los Bulls se retiró en dos ocasiones viendo mermado su palmarés y sus récords, por lo que quién sabe lo que ocurrirá con James. Puede batir a Jordan en prácticamente todos los ámbitos... pero del dicho al hecho, hay un trecho, y aún tiene que conseguirlo.

Por ello, el rey hasta la fecha es Jordan. Kobe y Lebron tienen que finalizar sus carreras para poder realizar comparaciones totales, incluyendo aspectos como su rendimiento como veteranos. Puede que en las comparaciones parciales vayan igualados o incluso por delante de Michael, pero una carrera no finaliza hasta que no se llega a la meta, y tanto Bryant como James aún tienen que hacer parte del recorrido. Además, Jordan está rodeado de un misticismo que le da un añadido que sus dos posibles sucesores difícilmente tendrán. Tal vez dentro de 5 años haya que borrar el nombre de Michael del trono del baloncesto para poner el de Kobe, o dentro de 10 para poner el de Lebron... pero de momento Jordan es mucho Jordan, y es el rey de reyes.

lunes, 25 de agosto de 2014

Ya hay "Dream Team"


Mike Kryzewski al fin ha deshojado la margarita y ha dado a conocer la lista definitiva con la que Estados Unidos acudirá al Mundial de España que comienza en menos de una semana. Un combinado con un enorme talento, y con más jugadores interiores que nunca. ¿Miedo a España?

Puede ser. DeMarcus Cousins y Anthony Davis lideran ese juego interior con el que tratarán de contrarrestar a nuestros gasoles, a Ibaka y a Felipe. La pintura estadounidense tendrá, además, a Andre Drummond, Kenneth Faried y Mason Plumlee completando un quinteto de gigantes de lujo. Cinco jugadores, cuando en campeonatos anteriores habían llevado apenas a tres o cuatro.

Los descartados revelan esa intención de "Coach K". Damian Lillard, Chandler Parsons, Gordon Hayward y Kyle Korver, todos ellos jugadores de talla pequeña o mediana, exteriores, tiradores... ningún jugador interior se cae de una lista en la que, si los "grandes" son de lujo y los "pequeños" descartados también, ya se puede imaginar uno cómo son los "pequeños" que acudirán a la cita mundialista. Renunció Durant, pero aún así uno enumera al resto de la plantilla estadounidense y se le abre la boca inevitablemente.

El nombre que parece brillar más es el de James Harden. El autoproclamado "mejor jugador del mundo en activo" es el favorito en las casas de apuestas para llevarse el MVP del campeonato. "La Barba", como se le conoce, está motivado. Ojito con él, pero no sólo con él. Stephen Curry y Kyrie Irving son dos escuderos con más pinta de héroes que de otra cosa. Derrick Rose, que tiene un título de MVP de la NBA, que parece haber regresado de su calvario muy entonado y seguro que utiliza el Mundial para demostrarlo. Si a todo lo ya mencionado añadimos a DeMar DeRozan, Rudy Gay y Klay Thompson, nos queda un cóctel con una pinta absolutamente deliciosa, listo para beber.

Estados Unidos siempre es favorito a llevarse cualquier competición que dispute. Esta vez, a pesar de jugar en casa de su mayor enemigo, España, no es distinto. Pero ahora tienen que plasmar ese favoritismo en la pista, que es donde vale, y donde no se gana sólo con nombres.

lunes, 18 de agosto de 2014

Traiciones históricas



Repaso a algunas de las traiciones más celebres de la historia de la NBA.

La puñalada del hijo pródigo
Lebron James fue seleccionado en el número 1 del draft de 2003 por los Cavs. Equipo que le dio, desde que David Stern dijo su nombre aquella noche de elecciones, el mando y el liderazgo del vestuario. Una franquicia que creció al son de Lebron, y que no dudó en rodearle de grandes jugadores. En 2009, sin ir más lejos, ficharon a Shaquille O'Neal. La afición estaba totalmente entregada a él, era más que un ídolo en Ohio, el estado que, además, le vio nacer y crecer. Lebron era Cleveland y Cleveland era Lebron. Por ello, cuando en 2010 quedaba como agente libre y decidía poner rumbo a Miami dejando huérfanos a los Cavaliers, la afición se sintió tremendamente traicionada por el alero, que les abandonaba antes de haberles hecho campeones. Uno de los aspectos que más enfureció a los seguidores de los Cavs fue que James hiciera el anuncio de su marcha en una entrevista en televisión. Casualidades de la vida, esta temporada Lebron ha decidido regresar a Cleveland... y con ello parece que todo el mundo allí considera suturada la herida.

Una baja que refuerza al enemigo
Tras su paso por los Sonics y los Bucks, Ray Allen aterrizó en Boston en 2007 en busca del anillo que nunca había podido conseguir, y que en doce temporadas en la NBA apenas había podido siquiera luchar. Los Celtics, en un intento por olvidar los años a la deriva que llevaban, juntó al escolta con Paul Pierce y Kevin Garnett, formando un Big-Three que les devolvía a la élite baloncestística. Y esa misma temporada se llevaron el campeonato. Las cuatro temporadas siguientes, llegando siempre como mínimo a semifinales de conferencia, el anillo se les resistió. Además, un equipo comenzaba a emerger en el Este como un gigante dominante. No eran otros que los Miami Heat, que habían eliminado a los de Boston en las dos últimas temporadas. Por ello, la marcha de Allen al mayor rival de los Celtics en el Este, fue considerado una alta traición en la franquicia donde había conseguido su único anillo hasta entonces. Compañeros como Pierce y Garnett le atacaron, e incluso dejaron de hablarle.

Una mala apuesta
Stephon Marbury llegó a Minnesota vía traspaso en el draft de 1996. Los Timberwolves apostaron por el joven base en su nuevo proyecto, hasta el punto de que en 1998 traspasaron a Tom Gugliotta para poder tener margen salarial y ofrecer una suculenta renovación a Marbury, con la intención de crear un tándem con él y Garnett. Pero la historia acabó antes de empezar: “Starbury” se rebeló contra el entrenador, Flip Saunders, y puso a la plantilla contra él, y poco después de crear el motín adelantó su intención de no renovar y abandonar Minnesota como agente libre. Los Timberwolves se vieron obligados a traspasarle antes de que ésto ocurriese, viendo como el jugador por el que habían apostado les abandonaba poco después, dejando además un reguero maloliente en la franquicia.

Una destitución “mágica”
Brian Hill llegó al banquillo de Orlando en 1993. Desde su llegada consiguió meter a la franquicia en playoff, llegando incluso en 1995 a disputar las Finales de la NBA. En 1996, cosechó el récord de victorias de la historia de los Magic, con 60 triunfos. Con este cartel, cualquiera pensaría que Hill era absolutamente intocable en Orlando. Pero la siguiente temporada el sueño se haría añicos. La marcha de uno de los pilares del equipo, Shaquille O'Neal, desestabilizó al conjunto de Florida, y varios jugadores, con Penny Hardaway a la cabeza, traicionaron al técnico y se rebelaron contra él, consiguiendo que fuese destituido.

Aquí no juego”
Hay varios casos de jugadores que, una vez drafteados, se han negado a jugar en el equipo que les ha seleccionado y han forzado un traspaso, traicionando así la confianza puesta en ellos. Algunos de los casos más destacados son el de Kobe Bryant, que se negó a jugar en los Charlotte Hornets, o el de Dominique Wilkins, que hizo lo propio con los Utah Jazz. Quién sabe si ante una decisión distinta de Wilkins se podría haber visto un tridente en Salt Lake junto a Karl Malone y John Stockton, o la historia hubiera sido muy distinta.

lunes, 11 de agosto de 2014

El genio que perdió la figura

 
Antoine Walker fue uno de los jugadores con más calidad técnica de su época, pero terminó desaprovechándola a base de indolencia y falta de trabajo. A sus 38 años, el alero podría continuar jugando en la NBA. Varios jugadores en la liga tienen su edad, y por falta de talento o de calidad no es por lo que el alero se retiró de las canchas en abril de 2012. Una estrella en su época, Walker se acomodó y pecó de falta de trabajo duro, algo indispensable en una liga como la estadounidense. Gran parte de su carrera convivió con problemas de sobrepeso, especialmente desde su salida de los Celtics.

Sin embargo, siempre compensó ese mal estado físico con un talento extraordinario y una capacidad triplista portentosa, que le valió para ser campeón de la NCAA y obtener el número 6 del draft de 1996 para llegar a la NBA. Le eligieron los Boston Celtics, donde Walker hizo una dupla casi mítica con Paul Pierce, que a pesar de conseguir clasificarse únicamente dos veces para playoffs fue de fantasía, y a la que sólo le faltó un anillo para ser absolutamente redonda. El alero pasó en Boston siete temporadas, logrando promediar 20.7 puntos, 8,6 rebotes y 4 asistencias por partido. Unos números que le valieron para ser 3 veces all-star, una de ellas como titular, así como para ser incluido en su primera temporada en la liga en el mejor quinteto de rookies de la NBA. Entre los años 2000 y 2003, Walker llegó a promediar más de 40 minutos por partido, mostrando que por aquel entonces sí se encontraba en un gran estado físico. En la 2001-02 incluso fue el jugador que más minutos disputó en toda la liga.

En verano de 2003 los Celtics le traspasaron a los Mavericks, comenzando un periodo irregular para el jugador. Toine, como era conocido, asegura que el día que le comunicaron que no seguiría en Boston lloró profundamente, una muestra del apego y arraigo que el jugador, nacido en Chicago, llegó a sentir por la ciudad y el equipo de Massachussets. En Dallas no acabó de arrancar, sus numeros bajaron algo y la franquicia tejana decidió traspasarlo al final de 2004 a Atlanta. La 2004-05 la comenzó en los Hawks, que a pesar de promediar unos buenos 20.4 puntos y 9.4 rebotes por partido decidieron enviarlo a Boston a mitad de temporada. Walker terminaría así aquella temporada en la que durante tantos años había sido su casa. Pero al final de aquella temporada, su carrera dio un nuevo e inesperado giro. Un traspaso a 5 bandas y que incluyó hasta a 12 jugadores, el más numeroso en la historia de la NBA, acabó con el alero en Miami Heat.

Dos temporadas estuvo Walker en Miami, una con luces y otra con sombras. En los Heat vio cómo por primera vez en su carrera su rol en un equipo era más de secundario que de jugador principal. Secundario de lujo, eso sí. En la primera temporada con los de Florida logró el que fue su único anillo como campeón de la NBA, en un equipo que lideraban por aquel entonces Shaquille O'Neal y Dwayne Wade. La segunda temporada, sin embargo, fue la de su auténtico declive. El jugador cogió algunos “kilos de más” que se notaban en pista y le hacían más lento. En Miami se dieron cuenta del bajón del jugador y en 2007 le traspasaron a los Timberwolves.

“Soldado Universal”, como apodó Andrés Montes a Walker, vivió su última temporada en Minnesota. Allí apenas jugó 46 partidos en la 2007-08, donde su rendimiento fue muy bajo, muestra de que sus problemas físicos y su mal estado de forma eran cada vez más evidentes. Al final de ese año vivió un nuevo traspaso, esta vez a los Grizzlies, quienes cortaron a Antoine antes de comenzar la siguiente temporada, por lo que no llegó a debutar con los de Memphis. Por cierto que en ese traspaso los Grizzlies enviaron a Minnesota los derechos de Kevin Love, entre otros jugadores.

Antoine Walker, una vez cortado en 2008 y con un pésimo estado de forma, buscó equipo pero ya nadie apostó por él en la liga. A partir de entonces comenzó un auténtico infierno para el alero, que además de sus problemas físicos veía como se le agotaba la fortuna que había amasado durante años en la NBA. Walker tuvo enormes problemas de deudas, perdió losmás de 80 millones de dólares que llegó a ganar como profesional, llegando a declararse en bancarrota en 2010 y siendo condenado en 2011 a cinco años de libertad condicional y a pagar 500.000 dólares por deudas con casinos.

Al no recibir ofertas de ningún equipo en la NBA, probó en la liga de Puerto Rico, donde apenas estuvo dos meses en 2010, y en 2012 llegó a enrolarse en los Idaho Stampede de la NBDL, la liga de desarrollo estadounidense, a la espera de una llamada de algún equipo profesional. Una llamada que nunca llegó, entre otras cosas porque por entonces Walker llegó a pesar hasta 20 kilos más que en su etapa en Boston. En abril de 2012 anunció su retirada definitiva de las canchas.

Recientemente ha asegurado haber solucionado sus problemas de deudas y encontrarse al menos en una situación estable económicamente, afirmando que ha aprendido mucho de esta difícil etapa de su vida. Incluso llegó a ofrecerse el verano pasado vía twitter como entrenador para los Celtics, tras conocerse la marcha de Doc Rivers a los Clippers.

Antoine Walker, genio y figura, si bien es la prueba de que el genio es algo que no se pierde, pero la figura es algo que hay que cuidar para poder rendir al máximo.

lunes, 4 de agosto de 2014

Rex Chapman, un “número 1” azotado por las lesiones.


Hoy vamos a repasar la carrera del primer jugador drafteado en la historia de los Charlotte Hornets, marcado por la gran cantidad de lesiones que sufrió.

Rex Chapman fue un escolta que apareció en la NBA desde 1988, poniendo punto y final a su carrera en el año 2000 tras 12 temporadas en la liga. Durante su carrera militó en cuatro equipos: Charlotte Hornets, Washington Bullets, Miami Heat y Phoenix Suns. Además de ser un gran tirador, sus buenas condiciones atléticas le convirtieron en uno de los mejores “matadores” de la liga, especialmente entre los de raza blanca, por lo que participó en dos ocasiones en el Concurso de Mates de la NBA. Sin embargo, no pudo exprimir su talento y sus cualidades debido a las lesiones, que le impidieron tener regularidad en la competición.

“King” Rex Chapman, como fue conocido, llegó a la NBA al ser elegido en el número 8 del draft de 1988 por los Charlotte Hornets. Dos años en los Wildcats de la laureada Universidad de Kentucky le valieron al escolta para mostrar sus credenciales y llegar a la liga profesional. Y no es para menos, ya que en su etapa universitaria apuntaba muy buenas maneras, promediando 17.6 puntos, 3.6 asistencias y 2.6 rebotes por partido, incluyendo una media de 16 puntos en su primer año, récord de anotación de un novato en los Wildcats. Durante esas dos temporadas recibió numerosos reconocimientos, siendo incluido en su segundo año en el tercer equipo del All-American de la NCAA.

Al finalizar ese año sophomore en Kentucky, Chapman decidió abandonar la universidad y probar suerte en la NBA. Los Charlotte Hornets fueron quienes apostaron por él, seleccionándole en la octava posición de aquel draft. Esto le convirtió en el primer jugador drafteado por la franquicia, ya que era de reciente creación tras la expansión de la liga, y al igual que Chapman, darían en aquella temporada de 1988 sus primeros pasos en la NBA.

Nada más llegar a la liga, “el jinete blanco” como le apodaba Andrés Montes, ya dejó muestras de su talento. En su año como novato cumplió con las expectativas que generó en la universidad, consiguiendo promediar casi 17 puntos por partido. Su buena temporada le valió la inclusión en el segundo mejor equipo de rookies de la competición, por lo que su progresión iba por buen camino.

La temporada siguiente, Chapman sufrió una lesión en su pierna derecha que le hizo perderse un tercio de la temporada. Sería la primera de la larga lista que le mantuvo entre las canchas y la enfermería durante prácticamente toda su carrera. A pesar de ello, aquel año pudo seguir creciendo, ya que durante el tiempo que estuvo sano promedió 17.5 puntos, mejorando su registro como rookie. Además dejó destellos de su capacidad atlética y sus virtudes frente al aro participando en el concurso de mates del All-Star de aquella temporada, si bien fue eliminado en primera ronda.

En su última temporada completa en los Hornets fue elegido por los aficionados mejor jugador del equipo, a pesar de que sus números bajaron. En Charlotte recibió siempre cariño allá por donde fuera, y la ciudad se volcó con él en el All-Star del que fue organizador ese año, cuando Chapman volvió a participar en el concurso de mates. En aquella ocasión mejoró su participación y finalizó tercero en la competición.

La temporada 91-92 fue aciaga para el escolta. Tan sólo pudo disputar 21 encuentros con los Hornets, en los que sus números continuaban bajando y su progresión parecía estancarse. Una lesión en el talón del pie izquierdo hizo que la franquicia de Charlotte decidiera desprenderse de él, a pesar de lo que significaba tanto para el equipo como para sus aficionados. El 19 de febrero de 1992 fue traspasado a los Washington Bullets, con quienes sólo pudo jugar el último partido de la temporada, debido a esa lesión en el talón.

Chapman llegó con el pie mal a los Bullets, y con mal pie continuó su andadura allí. La siguiente temporada se perdió hasta 19 partidos por las lesiones, y promedió 12.5 puntos, lejos de los registros que logró en sus inicios. En la tercera, sin embargo, volvió a verse al Chapman anotador y con confianza, a pesar de que volvió a tener que estar en la enfermería durante 20 encuentros. Durante el tiempo que estuvo sano logró promediar 18.2 puntos por partido, el mejor registro de su carrera, siendo el máximo anotador de los Bullets esa temporada. Volvía a dar su mejor nivel, algo que confirmó en los inicios de la cuarta temporada en Washington, aumentando su promedio y logrando el récord de triples de la franquicia. Pero a mitad de aquella campaña, cuando mejor se encontraba, Chapman vio como las lesiones volvían a cruzarse en su camino, y apenas pudo jugar durante el resto de la temporada. Aquel año estuvo entre los mayores triplistas de la liga pese a perderse gran cantidad de partidos, e incluso logró anotar 36 tiros consecutivos.

El verano de 1995 vio como su carrera tomaba un nuevo rumbo al ser traspasado a los Heat. Si su última temporada en Washington vio cómo comenzaba jugando y después aparecían las lesiones, en Miami le sucedió todo lo contrario: se perdió el primer tercio de la temporada por una lesión en su tendón de aquiles, si bien cuando regresó pudo disputar el resto de la temporada prácticamente sin problemas. Consiguió ser el segundo máximo anotador del equipo con 14 puntos por partido, un buen promedio dado el tiempo que había estado sin jugar. En Miami logró disputar por primera vez en su carrera los playoffs.

A pesar de que regresó a un nivel aceptable, los Heat decidieron cortarle al terminar la temporada. Los Phoenix Suns fueron su nuevo destino, quienes apostaron por un Chapman que llegaba con un historial de lesiones que incitaba a pensárselo. Sin embargo, y cuando más “cascado” podía parecer el jugador, en su primera temporada en Phoenix las lesiones le dieron algo de tregua. Si bien es cierto que no le abandonaron, le permitieron jugar más. En su primera temporada con los de Arizona logró disputar 65 encuentros, rozando los 14 puntos, 3 rebotes y 3 asistencias. Buenos números, teniendo en cuenta que a estas alturas de su carrera comenzaba a tener tanta importancia la cantidad de partidos como la calidad en ellos.

Pero el momento álgido de Rex Chapman llegó en los playoffs de aquella primera temporada en Phoenix, donde se midieron a los Seattle Supersonics en primera ronda. Chapman promedió 24.2 puntos en la serie, logrando anotar 42 en el primer encuentro y consiguiendo batir el récord de triples en un encuentro de playoff con 9 lanzamientos encestados. Incluso anotó un triple imposible casi sobre la bocina que daba la prórroga a su equipo. El cambio a la posición de alero que le hicieron en los Suns pareció sentarle de maravilla. Pero a pesar de su gran actuación su participación finalizó pronto al ser eliminados por los de Seattle.

Tras aquella explosión en playoff, la temporada de 1997-98 Chapman continuó con su buen nivel, logrando casi 16 puntos por partido. Las lesiones continuaron sin darle tregua y se perdió 14 encuentros, si bien jugaba más que en anteriores años.

Por desgracia, las dos últimas temporadas del escolta en la liga estuvieron nuevamente protagonizadas más por las lesiones que por su rendimiento. 38 encuentros pudo disputar en la 98-99, mientras que en su última campaña jugó algo más de la mitad, pero una lesión hizo que adelantase la fecha de su retirada.

Talones, tobillos, rodillas, dedos, codos, espalda, incluso el apéndice, hicieron a Rex Chapman ser un diamante que nunca pudo terminar de ser pulido. En el recuerdo quedará aquella serie de playoff ante los Sonics, donde le vimos en su máximo esplendor, y que nos dejó con un sabor agridulce al haber podido disfrutar de su verdadero nivel, pero no haberlo podido hacer durante más tiempo. Chapman fue el número uno en la historia de Charlotte... y el número uno en las enfermerías de sus cuatro equipos.

lunes, 28 de julio de 2014

Lakers 14/15: La pregunta del millón

Los Ángeles Lakers ya tiene la última pieza que parecía faltarle en el rompecabezas de la próxima temporada: Byron Scott, tres veces campeón como jugador con los Lakers, y que llegó incluso a coincidir en el vestuario con Kobe Bryant. Con la llegada del técnico, parece quedar prácticamente perfilada la columna vertebral para la 2014/15. Y es una columna vertebral un poco "rara", la verdad. Echemos un vistazo.

Bryant, como no puede ser de otra forma, será el eje principal de los angelinos. Un Bryant que está cada vez más cerca de la retirada, que vuelve tras un año parado por una lesión, que quiere un último anillo y que tiene ganas de revancha contra todas las bocas que hablaron la pasada temporada. Es decir, se augura un Bryant motivado como pocas veces.

De segundo de a bordo, Carlos Boozer, un tipo siempre cumplidor, aguerrido y que será el eje del juego interior de unos Lakers que tienen en la pintura un punto bastante débil, a primera vista. Sobre Boozer recaerá un peso enorme, que ya ha llevado en otros equipos, pero que no eran los Lakers, una franquicia a la que se le pide luchar por el anillo casi temporada sí y temporada también.

En la retaguardia, dos bases con más nombre que rendimiento en los últimos tiempos, Steve Nash y Jeremy Lin. El canadiense, entrado en la cuarentena, depende hoy por hoy de su físico para poder rendir. Las lesiones le vienen lastrando desde hace un par de temporadas, y si bien se resiste a retirarse, ya no es el MVP que llegó a ser. O al menos no lo ha sido en los últimos tiempos, vaya. Lin, por su parte, desde que desatara la locura en Nueva York, ha caído casi en picado. Llegó a Houston con vitola de jugador importante, rozando el cartel de estrella, y se ha marchado por la puerta de atrás estrellado. Parece haberse estancado, pero habrá que ver si el cambio de aires le hace resurgir cual ave fénix. Los dos bases "estrella" angelinos, pues, son una incógnita.

A estos cuatro jugadores habrá que añadir un nombre más, que seguro que tiene algo que decir: Nick Young. A sus 29 años, el alero pareció explotar la pasada temporada, siendo de las pocas buenas noticias para los Lakers en un año para olvidar. Young acabó promediando 17.9 puntos, su mejor marca en la liga, siendo el máximo anotador de la franquicia angelina. Ha renovado recientemente por 4 campañas (cobrando 21.5 millones en total), por lo que los Lakers ven en él una pieza a tener en cuenta. 

No hay que menospreciar otras piezas que pueden ser interesantes como Xavier Henry, Wesley Johnson o Ed Davis, por ejemplo, pero creo que realmente el presente laker pasa por los cinco jugadores arriba mencionados. Si a Lin le sale la "vena neoyorquina, Nash viaja en el delorean cinco o diez años atrás, Boozer rinde por dos en la pintura, Young repite temporada y Bryant simplemente sigue siendo Bryant, estos Lakers pueden llegar lejos. La pregunta del millón, pues... ¿se alinearán todos los planetas habidos y por haber para que eso suceda?

domingo, 20 de julio de 2014

Una decisión trascendental

Buenos aires corren por Cleveland. La franquicia de Ohio, que no logró cosechar los resultados esperados en esta última temporada, donde esperaban poder pelear por algo más, ve cómo la próxima temporada tiene un aspecto bastante diferente.

Atrás queda el fiasco de su fichaje estrella del año pasado, el eterno lesionado Andrew Bynum. O el del número uno del draft, Anthony Bennett. De ninguno de ellos dos pudieron sacar provecho los Cavaliers, pero a pesar de todo seguían teniendo hombres competitivos como Irving, Waiters, Thompson o Varejao, aunque este último no pudo aportar demasiado por una lesión.

A esta terna hay que unir ahora dos nuevos nombres. Y qué nombres. Lebron James, probablemente el mejor jugador de la liga en la actualidad, y Andrew Wiggins, probablemente el mejor jugador de la liga dentro de unos años. James llega como agente libre, regresando a la que califica como “su casa”, mientras que Wiggins lo hace con un número uno del draft bajo el brazo. Mucho se espera de ellos, más que de Bynum y Bennett, sus predecesores.

A Cleveland se le presenta una gran oportunidad. Una que conlleva, además, una gran decisión. Con Lebron liderando este barco, Irving como segundo de a bordo, y hombres como Waiters, Thompson o Varejao, además de Wiggins y quién sabe si esta vez sí Bennett, este equipo puede aspirar a todo. Pero mucho se habla en los últimos días sobre un posible traspaso entre los Cavaliers y los Timberwolves, en el que Andrew Wiggins abandonaría este proyecto a cambio de que llegara Kevin Love.

Andrew Wiggins son palabras mayores. Como digo, apunta a mejor jugador de la liga en los próximos años. Pero la realidad es que ahora mismo va a ser un rookie al que no se le puede cargar con una gran responsabilidad ni exigir liderar un proyecto campeón. A Kevin Love, por el contrario, sí se le puede exigir eso, y de hecho es algo que lleva deseando y esperando varias temporadas, viendo como los proyectos de Minnessota no acaban de cuajar. Los Cavaliers tienen ante sí la posibilidad de crear un equipo absolutamente temible para esta temporada, con un “Big Three” de auténtico ensueño con Lebron – Irving – Love y otros jugadores de nivel, o crear un equipo aspirante al anillo y prolongarlo durante muchos años con Wiggins.

Una dura decisión que seguro recibirá muchas críticas sea cual sea la elección que tomen.