lunes, 18 de agosto de 2014

Traiciones históricas



Repaso a algunas de las traiciones más celebres de la historia de la NBA.

La puñalada del hijo pródigo
Lebron James fue seleccionado en el número 1 del draft de 2003 por los Cavs. Equipo que le dio, desde que David Stern dijo su nombre aquella noche de elecciones, el mando y el liderazgo del vestuario. Una franquicia que creció al son de Lebron, y que no dudó en rodearle de grandes jugadores. En 2009, sin ir más lejos, ficharon a Shaquille O'Neal. La afición estaba totalmente entregada a él, era más que un ídolo en Ohio, el estado que, además, le vio nacer y crecer. Lebron era Cleveland y Cleveland era Lebron. Por ello, cuando en 2010 quedaba como agente libre y decidía poner rumbo a Miami dejando huérfanos a los Cavaliers, la afición se sintió tremendamente traicionada por el alero, que les abandonaba antes de haberles hecho campeones. Uno de los aspectos que más enfureció a los seguidores de los Cavs fue que James hiciera el anuncio de su marcha en una entrevista en televisión. Casualidades de la vida, esta temporada Lebron ha decidido regresar a Cleveland... y con ello parece que todo el mundo allí considera suturada la herida.

Una baja que refuerza al enemigo
Tras su paso por los Sonics y los Bucks, Ray Allen aterrizó en Boston en 2007 en busca del anillo que nunca había podido conseguir, y que en doce temporadas en la NBA apenas había podido siquiera luchar. Los Celtics, en un intento por olvidar los años a la deriva que llevaban, juntó al escolta con Paul Pierce y Kevin Garnett, formando un Big-Three que les devolvía a la élite baloncestística. Y esa misma temporada se llevaron el campeonato. Las cuatro temporadas siguientes, llegando siempre como mínimo a semifinales de conferencia, el anillo se les resistió. Además, un equipo comenzaba a emerger en el Este como un gigante dominante. No eran otros que los Miami Heat, que habían eliminado a los de Boston en las dos últimas temporadas. Por ello, la marcha de Allen al mayor rival de los Celtics en el Este, fue considerado una alta traición en la franquicia donde había conseguido su único anillo hasta entonces. Compañeros como Pierce y Garnett le atacaron, e incluso dejaron de hablarle.

Una mala apuesta
Stephon Marbury llegó a Minnesota vía traspaso en el draft de 1996. Los Timberwolves apostaron por el joven base en su nuevo proyecto, hasta el punto de que en 1998 traspasaron a Tom Gugliotta para poder tener margen salarial y ofrecer una suculenta renovación a Marbury, con la intención de crear un tándem con él y Garnett. Pero la historia acabó antes de empezar: “Starbury” se rebeló contra el entrenador, Flip Saunders, y puso a la plantilla contra él, y poco después de crear el motín adelantó su intención de no renovar y abandonar Minnesota como agente libre. Los Timberwolves se vieron obligados a traspasarle antes de que ésto ocurriese, viendo como el jugador por el que habían apostado les abandonaba poco después, dejando además un reguero maloliente en la franquicia.

Una destitución “mágica”
Brian Hill llegó al banquillo de Orlando en 1993. Desde su llegada consiguió meter a la franquicia en playoff, llegando incluso en 1995 a disputar las Finales de la NBA. En 1996, cosechó el récord de victorias de la historia de los Magic, con 60 triunfos. Con este cartel, cualquiera pensaría que Hill era absolutamente intocable en Orlando. Pero la siguiente temporada el sueño se haría añicos. La marcha de uno de los pilares del equipo, Shaquille O'Neal, desestabilizó al conjunto de Florida, y varios jugadores, con Penny Hardaway a la cabeza, traicionaron al técnico y se rebelaron contra él, consiguiendo que fuese destituido.

Aquí no juego”
Hay varios casos de jugadores que, una vez drafteados, se han negado a jugar en el equipo que les ha seleccionado y han forzado un traspaso, traicionando así la confianza puesta en ellos. Algunos de los casos más destacados son el de Kobe Bryant, que se negó a jugar en los Charlotte Hornets, o el de Dominique Wilkins, que hizo lo propio con los Utah Jazz. Quién sabe si ante una decisión distinta de Wilkins se podría haber visto un tridente en Salt Lake junto a Karl Malone y John Stockton, o la historia hubiera sido muy distinta.

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