lunes, 4 de agosto de 2014

Rex Chapman, un “número 1” azotado por las lesiones.


Hoy vamos a repasar la carrera del primer jugador drafteado en la historia de los Charlotte Hornets, marcado por la gran cantidad de lesiones que sufrió.

Rex Chapman fue un escolta que apareció en la NBA desde 1988, poniendo punto y final a su carrera en el año 2000 tras 12 temporadas en la liga. Durante su carrera militó en cuatro equipos: Charlotte Hornets, Washington Bullets, Miami Heat y Phoenix Suns. Además de ser un gran tirador, sus buenas condiciones atléticas le convirtieron en uno de los mejores “matadores” de la liga, especialmente entre los de raza blanca, por lo que participó en dos ocasiones en el Concurso de Mates de la NBA. Sin embargo, no pudo exprimir su talento y sus cualidades debido a las lesiones, que le impidieron tener regularidad en la competición.

“King” Rex Chapman, como fue conocido, llegó a la NBA al ser elegido en el número 8 del draft de 1988 por los Charlotte Hornets. Dos años en los Wildcats de la laureada Universidad de Kentucky le valieron al escolta para mostrar sus credenciales y llegar a la liga profesional. Y no es para menos, ya que en su etapa universitaria apuntaba muy buenas maneras, promediando 17.6 puntos, 3.6 asistencias y 2.6 rebotes por partido, incluyendo una media de 16 puntos en su primer año, récord de anotación de un novato en los Wildcats. Durante esas dos temporadas recibió numerosos reconocimientos, siendo incluido en su segundo año en el tercer equipo del All-American de la NCAA.

Al finalizar ese año sophomore en Kentucky, Chapman decidió abandonar la universidad y probar suerte en la NBA. Los Charlotte Hornets fueron quienes apostaron por él, seleccionándole en la octava posición de aquel draft. Esto le convirtió en el primer jugador drafteado por la franquicia, ya que era de reciente creación tras la expansión de la liga, y al igual que Chapman, darían en aquella temporada de 1988 sus primeros pasos en la NBA.

Nada más llegar a la liga, “el jinete blanco” como le apodaba Andrés Montes, ya dejó muestras de su talento. En su año como novato cumplió con las expectativas que generó en la universidad, consiguiendo promediar casi 17 puntos por partido. Su buena temporada le valió la inclusión en el segundo mejor equipo de rookies de la competición, por lo que su progresión iba por buen camino.

La temporada siguiente, Chapman sufrió una lesión en su pierna derecha que le hizo perderse un tercio de la temporada. Sería la primera de la larga lista que le mantuvo entre las canchas y la enfermería durante prácticamente toda su carrera. A pesar de ello, aquel año pudo seguir creciendo, ya que durante el tiempo que estuvo sano promedió 17.5 puntos, mejorando su registro como rookie. Además dejó destellos de su capacidad atlética y sus virtudes frente al aro participando en el concurso de mates del All-Star de aquella temporada, si bien fue eliminado en primera ronda.

En su última temporada completa en los Hornets fue elegido por los aficionados mejor jugador del equipo, a pesar de que sus números bajaron. En Charlotte recibió siempre cariño allá por donde fuera, y la ciudad se volcó con él en el All-Star del que fue organizador ese año, cuando Chapman volvió a participar en el concurso de mates. En aquella ocasión mejoró su participación y finalizó tercero en la competición.

La temporada 91-92 fue aciaga para el escolta. Tan sólo pudo disputar 21 encuentros con los Hornets, en los que sus números continuaban bajando y su progresión parecía estancarse. Una lesión en el talón del pie izquierdo hizo que la franquicia de Charlotte decidiera desprenderse de él, a pesar de lo que significaba tanto para el equipo como para sus aficionados. El 19 de febrero de 1992 fue traspasado a los Washington Bullets, con quienes sólo pudo jugar el último partido de la temporada, debido a esa lesión en el talón.

Chapman llegó con el pie mal a los Bullets, y con mal pie continuó su andadura allí. La siguiente temporada se perdió hasta 19 partidos por las lesiones, y promedió 12.5 puntos, lejos de los registros que logró en sus inicios. En la tercera, sin embargo, volvió a verse al Chapman anotador y con confianza, a pesar de que volvió a tener que estar en la enfermería durante 20 encuentros. Durante el tiempo que estuvo sano logró promediar 18.2 puntos por partido, el mejor registro de su carrera, siendo el máximo anotador de los Bullets esa temporada. Volvía a dar su mejor nivel, algo que confirmó en los inicios de la cuarta temporada en Washington, aumentando su promedio y logrando el récord de triples de la franquicia. Pero a mitad de aquella campaña, cuando mejor se encontraba, Chapman vio como las lesiones volvían a cruzarse en su camino, y apenas pudo jugar durante el resto de la temporada. Aquel año estuvo entre los mayores triplistas de la liga pese a perderse gran cantidad de partidos, e incluso logró anotar 36 tiros consecutivos.

El verano de 1995 vio como su carrera tomaba un nuevo rumbo al ser traspasado a los Heat. Si su última temporada en Washington vio cómo comenzaba jugando y después aparecían las lesiones, en Miami le sucedió todo lo contrario: se perdió el primer tercio de la temporada por una lesión en su tendón de aquiles, si bien cuando regresó pudo disputar el resto de la temporada prácticamente sin problemas. Consiguió ser el segundo máximo anotador del equipo con 14 puntos por partido, un buen promedio dado el tiempo que había estado sin jugar. En Miami logró disputar por primera vez en su carrera los playoffs.

A pesar de que regresó a un nivel aceptable, los Heat decidieron cortarle al terminar la temporada. Los Phoenix Suns fueron su nuevo destino, quienes apostaron por un Chapman que llegaba con un historial de lesiones que incitaba a pensárselo. Sin embargo, y cuando más “cascado” podía parecer el jugador, en su primera temporada en Phoenix las lesiones le dieron algo de tregua. Si bien es cierto que no le abandonaron, le permitieron jugar más. En su primera temporada con los de Arizona logró disputar 65 encuentros, rozando los 14 puntos, 3 rebotes y 3 asistencias. Buenos números, teniendo en cuenta que a estas alturas de su carrera comenzaba a tener tanta importancia la cantidad de partidos como la calidad en ellos.

Pero el momento álgido de Rex Chapman llegó en los playoffs de aquella primera temporada en Phoenix, donde se midieron a los Seattle Supersonics en primera ronda. Chapman promedió 24.2 puntos en la serie, logrando anotar 42 en el primer encuentro y consiguiendo batir el récord de triples en un encuentro de playoff con 9 lanzamientos encestados. Incluso anotó un triple imposible casi sobre la bocina que daba la prórroga a su equipo. El cambio a la posición de alero que le hicieron en los Suns pareció sentarle de maravilla. Pero a pesar de su gran actuación su participación finalizó pronto al ser eliminados por los de Seattle.

Tras aquella explosión en playoff, la temporada de 1997-98 Chapman continuó con su buen nivel, logrando casi 16 puntos por partido. Las lesiones continuaron sin darle tregua y se perdió 14 encuentros, si bien jugaba más que en anteriores años.

Por desgracia, las dos últimas temporadas del escolta en la liga estuvieron nuevamente protagonizadas más por las lesiones que por su rendimiento. 38 encuentros pudo disputar en la 98-99, mientras que en su última campaña jugó algo más de la mitad, pero una lesión hizo que adelantase la fecha de su retirada.

Talones, tobillos, rodillas, dedos, codos, espalda, incluso el apéndice, hicieron a Rex Chapman ser un diamante que nunca pudo terminar de ser pulido. En el recuerdo quedará aquella serie de playoff ante los Sonics, donde le vimos en su máximo esplendor, y que nos dejó con un sabor agridulce al haber podido disfrutar de su verdadero nivel, pero no haberlo podido hacer durante más tiempo. Chapman fue el número uno en la historia de Charlotte... y el número uno en las enfermerías de sus cuatro equipos.

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