Los Ángeles Lakers ya tiene la última pieza que parecía faltarle en el rompecabezas de la próxima temporada: Byron Scott, tres veces campeón como jugador con los Lakers, y que llegó incluso a coincidir en el vestuario con Kobe Bryant. Con la llegada del técnico, parece quedar prácticamente perfilada la columna vertebral para la 2014/15. Y es una columna vertebral un poco "rara", la verdad. Echemos un vistazo.
Bryant, como no puede ser de otra forma, será el eje principal de los angelinos. Un Bryant que está cada vez más cerca de la retirada, que vuelve tras un año parado por una lesión, que quiere un último anillo y que tiene ganas de revancha contra todas las bocas que hablaron la pasada temporada. Es decir, se augura un Bryant motivado como pocas veces.
De segundo de a bordo, Carlos Boozer, un tipo siempre cumplidor, aguerrido y que será el eje del juego interior de unos Lakers que tienen en la pintura un punto bastante débil, a primera vista. Sobre Boozer recaerá un peso enorme, que ya ha llevado en otros equipos, pero que no eran los Lakers, una franquicia a la que se le pide luchar por el anillo casi temporada sí y temporada también.
En la retaguardia, dos bases con más nombre que rendimiento en los últimos tiempos, Steve Nash y Jeremy Lin. El canadiense, entrado en la cuarentena, depende hoy por hoy de su físico para poder rendir. Las lesiones le vienen lastrando desde hace un par de temporadas, y si bien se resiste a retirarse, ya no es el MVP que llegó a ser. O al menos no lo ha sido en los últimos tiempos, vaya. Lin, por su parte, desde que desatara la locura en Nueva York, ha caído casi en picado. Llegó a Houston con vitola de jugador importante, rozando el cartel de estrella, y se ha marchado por la puerta de atrás estrellado. Parece haberse estancado, pero habrá que ver si el cambio de aires le hace resurgir cual ave fénix. Los dos bases "estrella" angelinos, pues, son una incógnita.
A estos cuatro jugadores habrá que añadir un nombre más, que seguro que tiene algo que decir: Nick Young. A sus 29 años, el alero pareció explotar la pasada temporada, siendo de las pocas buenas noticias para los Lakers en un año para olvidar. Young acabó promediando 17.9 puntos, su mejor marca en la liga, siendo el máximo anotador de la franquicia angelina. Ha renovado recientemente por 4 campañas (cobrando 21.5 millones en total), por lo que los Lakers ven en él una pieza a tener en cuenta.
No hay que menospreciar otras piezas que pueden ser interesantes como Xavier Henry, Wesley Johnson o Ed Davis, por ejemplo, pero creo que realmente el presente laker pasa por los cinco jugadores arriba mencionados. Si a Lin le sale la "vena neoyorquina, Nash viaja en el delorean cinco o diez años atrás, Boozer rinde por dos en la pintura, Young repite temporada y Bryant simplemente sigue siendo Bryant, estos Lakers pueden llegar lejos. La pregunta del millón, pues... ¿se alinearán todos los planetas habidos y por haber para que eso suceda?
Blog baloncestístico de Daniel Sanz. Especializado en NBA, también escribo sobre ACB cuando mi tiempo me lo permite. Puedes seguirme en twitter a través de @reboteofensivo o en @danini6.
lunes, 28 de julio de 2014
domingo, 20 de julio de 2014
Una decisión trascendental
Buenos aires corren por Cleveland. La
franquicia de Ohio, que no logró cosechar los resultados esperados
en esta última temporada, donde esperaban poder pelear por algo más,
ve cómo la próxima temporada tiene un aspecto bastante diferente.
Atrás queda el fiasco de su fichaje
estrella del año pasado, el eterno lesionado Andrew Bynum. O el del
número uno del draft, Anthony Bennett. De ninguno de ellos dos
pudieron sacar provecho los Cavaliers, pero a pesar de todo seguían
teniendo hombres competitivos como Irving, Waiters, Thompson o
Varejao, aunque este último no pudo aportar demasiado por una
lesión.
A esta terna hay que unir ahora dos
nuevos nombres. Y qué nombres. Lebron James, probablemente el mejor
jugador de la liga en la actualidad, y Andrew Wiggins, probablemente
el mejor jugador de la liga dentro de unos años. James llega como
agente libre, regresando a la que califica como “su casa”,
mientras que Wiggins lo hace con un número uno del draft bajo el
brazo. Mucho se espera de ellos, más que de Bynum y Bennett, sus
predecesores.
A Cleveland se le presenta una gran
oportunidad. Una que conlleva, además, una gran decisión. Con
Lebron liderando este barco, Irving como segundo de a bordo, y
hombres como Waiters, Thompson o Varejao, además de Wiggins y quién
sabe si esta vez sí Bennett, este equipo puede aspirar a todo. Pero
mucho se habla en los últimos días sobre un posible traspaso entre
los Cavaliers y los Timberwolves, en el que Andrew Wiggins
abandonaría este proyecto a cambio de que llegara Kevin Love.
Andrew Wiggins son palabras mayores.
Como digo, apunta a mejor jugador de la liga en los próximos años.
Pero la realidad es que ahora mismo va a ser un rookie al que no se
le puede cargar con una gran responsabilidad ni exigir liderar un
proyecto campeón. A Kevin Love, por el contrario, sí se le puede
exigir eso, y de hecho es algo que lleva deseando y esperando varias
temporadas, viendo como los proyectos de Minnessota no acaban de
cuajar. Los Cavaliers tienen ante sí la posibilidad de crear un
equipo absolutamente temible para esta temporada, con un “Big
Three” de auténtico ensueño con Lebron – Irving – Love y
otros jugadores de nivel, o crear un equipo aspirante al anillo y
prolongarlo durante muchos años con Wiggins.
Una dura decisión que seguro recibirá
muchas críticas sea cual sea la elección que tomen.
domingo, 13 de julio de 2014
La vuelta del “hijo pródigo”
Lebron James ha anunciado que, cuatro
años después, regresa a Cleveland. Tras una marcha poco menos que
desagradable de la franquicia que le dio sus primeras alas en la NBA,
vuelve ahora siendo la megaestrella que ya apuntaba en los Cavaliers,
con lo único que le faltaba allí para serlo: dos anillos de
campeón.
Dan Gilbert, propietario de los Cavs,
maldijo a Lebron cuando se fue. Su marcha no sentó bien a nadie en
Cleveland, siendo pitado y abucheado cada vez que ha regresado al
Quicken Loans Arena. Pero ahora parece todo olvidado. Como si nunca
hubiera pasado y Lebron siguiera siendo el hijo pródigo de Ohio.
En una “emotiva y lacrimógena”
carta, como algunos la definen, “King James” asegura que hace
cuatro años no se dio cuenta de lo que estaba abandonando, pero que
ahora sí lo valora y sabe lo que significa Cleveland para él.
Llamadme raro, pero yo lo entiendo de forma diferente... hace cuatro
años se fue porque no veía opciones de ganar el anillo con los
Cavs, y ahora regresa porque ve un futuro mucho más apetecible que
en Miami, donde Wade y Bosh han bajado su rendimiento. El resto,
palabrería para volver a ser querido por una ciudad a la que él no
correspondió en su día.
¿Y qué pasa con los Heat? Ese equipo
y esa ciudad a los que había jurado amor, son ahora quienes maldicen
a Lebron por su marcha. Deja tras de sí allí cuatro finales de la
NBA y dos anillos, casi nada. Miami no puede odiarle. Todo lo
contrario, le debe lo que ha sido en estas últimas cuatro
temporadas, el mejor equipo de la NBA. A ellos les toca ahora pensar
en una reestructuración. La marcha de su estrella no tiene por qué
suponer la de sus segundos espadas: Wade y Bosh son la piedra sobre
la que reconstruir su imperio, o más que reconstruir, evitar que se
venga abajo.
Pero eso ya no le importa a Lebron. Se
ha despedido con un especial recuerdo a los propios Wade y Bosh,
asegurando que son sus amigos y eso está por encima de todo. A Pat
Riley, quien le llevó a Miami y construyó ese equipo ganador. Y a
Mario Chalmers, a quien ha calificado como su “hermano pequeño”.
En Cleveland tendrá otro hermano
pequeño al que enseñar a ganar. Kyrie Irving es un base hecho y
derecho, capaz de lo mejor, y llamado ahora a ser un secundario de
lujo para Lebron, como lo fue Wade en los Heat. Los Cavaliers,
además, tienen a Andrew Wiggins, la joya de la corona del draft de
este año. Un jugador llamado a dominar la liga en los próximos
años, al que no se le puede exigir liderar un equipo en su primer
año, pero sí ser un gregario de gran nivel para un equipo que
aspira a todo esta temporada. Lebron, Irving, Wiggins. Probablemente
el mejor de cada generación. Da miedo.
Pero no solo de esos tres nombres
vivirán en Cleveland. Dion Waiters, una de las grandes revelaciones,
ha demostrado estar capacitado para asumir galones cuando sea
necesario, si hay problemas o lesiones. Anderson Varejao, un pívot
de lo mejorcito de la liga, gran reboteador, que tras una larga
lesión seguro que vuelve con ganas de aportar el extra que no pudo
la pasada temporada. Anthony Bennett, número uno del draft del año
pasado, no cumplió con las expectativas pero tiene ante sí la
oportunidad de redimirse. Tristan Thompson, otro gregario de lujo
cumplidor y capaz de aparecer si se le necesita... y un entrenador
como David Blatt que llega con la vitola de campeón de la Euroliga
con el Maccabi de Tel-Aviv y alabado por prensa y aficionados al
baloncesto tras vencer al Real Madrid en la final.
La lista de motivos por los que Lebron
ha decidido volver es larga. Pero al final, se reduce a que estos
Cavs tienen plantilla para ir a por todo. Probablemente sin James
tendrían opciones de llegar lejos. Con él, sus posibilidades se han
disparado, hasta el punto de aparecer como favoritos en muchas
apuestas.
Lebron vuelve a casa. Y quiere hacerlo
por la puerta grande.
domingo, 6 de julio de 2014
El gran reto de Calde
José
Manuel Calderón estuvo varias temporadas siendo una figura destacada
en un equipo sin aspiraciones en la NBA. Aterrizó en la mejor liga
del mundo tras haber saboreado lo que es estar en equipos con grandes
aspiraciones, por lo que en Toronto le tocó vivir un reto distinto,
como es aprender a luchar por nada. Pero esa experiencia le sirvió
para adaptarse a la liga y hacerse un nombre en ella. Jugaba sin
presión.
Tras
un efímero e insustancial paso por Detroit, llegó a Dallas. Un
equipo campeón pocas temporadas atrás, con una megaestrella como
Nowitzki, y con un equipo plagado de grandes jugadores como Monta
Ellis, Vince Carter o Shawn Marion. Los Mavericks al fin tenían
aspiraciones de llegar lejos después de conseguir aquel anillo. Y
José Calderón iba a ser el director. Estaba claro que no eran el
mejor equipo, y que no iban a estar entre los primeros puestos de un
durísimo Oeste. Pero si algo tenían en Dallas era equipo y
experiencia para ganar a cualquiera una vez llegados los playoff. Sin
embargo, cruzarse en primera ronda con quienes a la postre serían
campeones, los Spurs, truncó el sueño de los Mavs. Eso sí,
plantando mucha cara y vendiendo muy cara su eliminación. Para Calde
la temporada fue buena, ya que volvió a vivir lo que es estar en un
equipo con aspiraciones, pero nuevamente sin presión, ya que no se
les exigía más que llegar a playoff y batallar, cosa que hicieron.
A
pesar de todo, los Mavericks parece que no acabaron de ver a Calde
como director. Sus números en anotación se mantuvieron, pero en
asistencias disminuyeron ostensiblemente hasta promediar 4.7 por
noche, la segunda peor marca del extremeño desde que aterrizase en
la NBA. Tal vez por ello le han incluido en un traspaso en el que
consiguen otro base como Raymond Felton (mucho peor que Calderón,
todo sea dicho) y un pívot de renombre como Tyson Chandler.
Y
con este movimiento llega el gran reto para el base español, que
aterriza en unos New York Knicks ávidos de regresar a la élite. Al
contrario que los equipos en los que ha militado, la franquicia
neoyorquina es, probablemente, la que más exige y presiona de toda
la liga. Sus seguidores no han visto a los suyos pisar una final de
conferencia en lo que va de siglo. Y eso, se nota.
José
Manuel Calderón llega a Nueva York no se sabe muy bien para qué.
Con la incógnita de Carmelo, agente libre y que parece que volará a
otro destino, la franquicia tendrá que buscar un líder que pueda
llevar las riendas del equipo. La marcha de Tyson Chandler,
precisamente en el traspaso de Calde, deja también un hueco
importante en la pintura. Quedan ahí dos nombres importantes como
Amare Stoudemire y Andrea Bargnani, pero su rendimiento va a menos y
ya no son lo que eran. En el caso del italiano, en realidad nunca ha
llegado a rendir como el número uno de draft que es.
El
verano es largo y habrá que ver lo que le depara a los Knicks, que
con Phil Jackson en la mesa de dirección, seguro que reconstruyen la
franquicia y logran un equipo competitivo. De momento lo único que
parece seguro es que el timonel de ese renovado equipo será un
Calderón que está ante el reto más importante de su carrera:
conquistar la “Gran Manzana”.
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