domingo, 13 de julio de 2014

La vuelta del “hijo pródigo”


Lebron James ha anunciado que, cuatro años después, regresa a Cleveland. Tras una marcha poco menos que desagradable de la franquicia que le dio sus primeras alas en la NBA, vuelve ahora siendo la megaestrella que ya apuntaba en los Cavaliers, con lo único que le faltaba allí para serlo: dos anillos de campeón.

Dan Gilbert, propietario de los Cavs, maldijo a Lebron cuando se fue. Su marcha no sentó bien a nadie en Cleveland, siendo pitado y abucheado cada vez que ha regresado al Quicken Loans Arena. Pero ahora parece todo olvidado. Como si nunca hubiera pasado y Lebron siguiera siendo el hijo pródigo de Ohio.

En una “emotiva y lacrimógena” carta, como algunos la definen, “King James” asegura que hace cuatro años no se dio cuenta de lo que estaba abandonando, pero que ahora sí lo valora y sabe lo que significa Cleveland para él. Llamadme raro, pero yo lo entiendo de forma diferente... hace cuatro años se fue porque no veía opciones de ganar el anillo con los Cavs, y ahora regresa porque ve un futuro mucho más apetecible que en Miami, donde Wade y Bosh han bajado su rendimiento. El resto, palabrería para volver a ser querido por una ciudad a la que él no correspondió en su día.

¿Y qué pasa con los Heat? Ese equipo y esa ciudad a los que había jurado amor, son ahora quienes maldicen a Lebron por su marcha. Deja tras de sí allí cuatro finales de la NBA y dos anillos, casi nada. Miami no puede odiarle. Todo lo contrario, le debe lo que ha sido en estas últimas cuatro temporadas, el mejor equipo de la NBA. A ellos les toca ahora pensar en una reestructuración. La marcha de su estrella no tiene por qué suponer la de sus segundos espadas: Wade y Bosh son la piedra sobre la que reconstruir su imperio, o más que reconstruir, evitar que se venga abajo.

Pero eso ya no le importa a Lebron. Se ha despedido con un especial recuerdo a los propios Wade y Bosh, asegurando que son sus amigos y eso está por encima de todo. A Pat Riley, quien le llevó a Miami y construyó ese equipo ganador. Y a Mario Chalmers, a quien ha calificado como su “hermano pequeño”.

En Cleveland tendrá otro hermano pequeño al que enseñar a ganar. Kyrie Irving es un base hecho y derecho, capaz de lo mejor, y llamado ahora a ser un secundario de lujo para Lebron, como lo fue Wade en los Heat. Los Cavaliers, además, tienen a Andrew Wiggins, la joya de la corona del draft de este año. Un jugador llamado a dominar la liga en los próximos años, al que no se le puede exigir liderar un equipo en su primer año, pero sí ser un gregario de gran nivel para un equipo que aspira a todo esta temporada. Lebron, Irving, Wiggins. Probablemente el mejor de cada generación. Da miedo.

Pero no solo de esos tres nombres vivirán en Cleveland. Dion Waiters, una de las grandes revelaciones, ha demostrado estar capacitado para asumir galones cuando sea necesario, si hay problemas o lesiones. Anderson Varejao, un pívot de lo mejorcito de la liga, gran reboteador, que tras una larga lesión seguro que vuelve con ganas de aportar el extra que no pudo la pasada temporada. Anthony Bennett, número uno del draft del año pasado, no cumplió con las expectativas pero tiene ante sí la oportunidad de redimirse. Tristan Thompson, otro gregario de lujo cumplidor y capaz de aparecer si se le necesita... y un entrenador como David Blatt que llega con la vitola de campeón de la Euroliga con el Maccabi de Tel-Aviv y alabado por prensa y aficionados al baloncesto tras vencer al Real Madrid en la final.

La lista de motivos por los que Lebron ha decidido volver es larga. Pero al final, se reduce a que estos Cavs tienen plantilla para ir a por todo. Probablemente sin James tendrían opciones de llegar lejos. Con él, sus posibilidades se han disparado, hasta el punto de aparecer como favoritos en muchas apuestas.

Lebron vuelve a casa. Y quiere hacerlo por la puerta grande.

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